Intentando Escapar·· {Charles B.}

Mi hermano no dejaba de insistir e insistir en que me casara con el rey de Portugal pero yo me negaba una y otra vez, era un hombre mayor y habían ciertos rumores que decían que tenía la columna hecha polvo y casi no podía ni andar; penoso. Además de que yo no me quería casar con cualquiera, quería poder elegir por mí misma pero eso era algo que mi hermano no veía, se pensaba que por ser el rey y hombre podía mandarme y decidir mi futuro, como había hecho ya mi padre anteriormente. Ser princesa en ocasiones no era lo mejor del mundo.

Había sido dificil el poder escaparme del castillo sin el consentimiento de mi querido hermano mayor pero no me importaba ya, eramos hermanos y por muy rey que fuese los lazos familiares nos unían mucho más y no se enfadaría mucho. Era un nubloso día en inglaterra, como casi todos los días, allí el clima era nubloso y húmedo un fastídio la verdad pero ya me había acostumbrado a él y no se estaba tan mal. Llevaba puestos uno de mis tantos vestidos, de color verde suave, sencillo pero elegante, como a mí me gustaban. El pelo lo llevaba suelto para mayor comodidad. Sin embargo, por si acaso, llevaba encima una capa la cual ocultaba mi identidad, o eso quería que hiciera, si me descubría alguien por aqui y no en el castillo estaría en serios problemas si llegaba a oidos del rey.

Por suerte para mí las calles no se encontraban muy llenas y abarrotadas de gente que iba de aqui para allá, como solían ser por aqui. Hoy era sabado así que era normal esta tranquilidad, la gente aprobecharía para ir a sus hogares a descansar o a hacer algun pequeño viaje a algún país o reino vecino.

Suspiré y caminé hasta llegar a una pequeña fuente de piedra, con mis dedos acaricié el agua levemente y luego me senté al borde de la fuente, mirando como unos niños correteaban jugando a ver quien pillaba a quien. Me recordaron a mi hermano y a mi de pequeños. Como habían cambiado las cosas.

Uno de los dos niños, el menor, tropezó y calló al suelo comenzando a llorar mientras se sobaba la rodilla la cual estaba sangrando levemente por el rasguño. No sé por que pero me levanté y me acerqué a él, agachandome para quedar a su altura. Esto nunca antes lo habría hecho pues aquel niño era un plebeyo, se notaba a primera vista por sus ropas, limpias pero gastadas. El niño me miró sorprendido y algo asustado mientras yo sacaba de un bolsillo de la capa un pañuelo anaranjado con mis iniciales inscritas y lo posaba sobre la herida, intentando que dejara de sangrar.

- No llores, no a sido nada, enseguida el dolor desaparecerá. -Intenté tranquilizarlo y al parecer sirvió pues dejó de sollozar y se limpió las lagrimas con la manga de su camisa. En cuanto vi que la herida dejó de sangrar aparté el pañuelo algo manchado por la sangre y me lo guardé nuevamente en el bolsillo. Luego ya lo mandaría a lavar a una de mis doncellas. Ayudé a levantarse al niño y me brindó una sonrisa que fué imposible no devolversela.

- Muchas gracias, señorita. -Me dijo con una voz infantil, para luego correr junto a su hermana y un niño más. Me levanté y lo que vi me dejó helada. No serviría huir o girarme, ya me había visto. ¿Qué hacía él alli? ¿Y por qué tenía que encontrarmelo? Mi corazón comenzó a latir fuertemente... No creo que él le dijera nada a mi hermano sobre mi escapada.. ¿no?

- ¿Charles? ¿que... que haceis por aqui? -Pregunté con algo de nerviosismo en mi tono de voz.

Yo no solía ayudar casi nadie, y mucho menos de clase baja, eso era trabajo de mi querida cuñada Catalina la cual siempre que tenía tiempo ayudaba a los menos afortunados. Era muy noble de su parte y era uno de los aspectos de la actual reina que más valoraba. Y el duque de Suffolk me había visto ayudando a un pobre niño que se había herido... No sabía si aquello le resultaba divertido o qué pues era extraño verme haciendo tales cosas. Supongo que lo había hecho por los recuerdos que habían despertado esos niños en mi. Tonta, tonta, tonta.

Hice ademan de ir hacía la salida de la plaza pero me dí cuenta de que la salida se encontraba justo detras de Charles y no pasaría tan facilmente. Chasqueé la lengua, molesta. Rato libre... Así que era eso. Yo no tenía escusa ninguna para estar alli. Solo quería salir y despejarme un poco de estar siempre encerrada en el castillo y ver por ultima vez, en un tiempo, las tierras inglesas, un tiempo que esperaba que no durara mucho.

Tenía razón por parte. Aquellos barrios eran peligrosos por la cantidad de bandalismo y traficación, de mujeres más que nada. Aunque yo era una mujer fuerte y nadie se atrevería a tocar a la hermana del rey si apreciaba su miserable vida.

- Sé de estos barrios, y os aseguro que estaría perfectamente pues nadie se atrevería a hacerle nada a la hermana del rey de Inglaterra, y futúra reina de Portugal, si aprecia su miserable vida. -Le contesté mientras caminaba hacia él. No me hacía mucha gracia eso de "reina de portugal" pero las palabras de mi hermano eran ordenes y no había vuelta atras, ademas de que le había hecho prometerme que una vez muera mi futuro marido podría casarme con quien yo quisiera.

- ¿Una vulgar concubina de calle como las que usaís vos cada noche? -Le pregunté alzando una ceja, con intención de picarle.

Al parecer la jugada me había salido por la culata. Si algo bien sabía de Charles Brandon era lo mujeriego que podía llegar a ser, en ese aspecto me recordaba un poco a mi hermano el cual al parecer quería divorciarse de Catalina de Aragón para casarse con otra mujer, no sabía quien era por el momento solo esperaba que eligiera bien. Me sorprendí un poco incluso de que no se riera con mi contestacion de futura reina de Portugal, conociendole se habría reido en mi cara, hasta había pillado a unas doncellas de la reina hablando y riendo sobre mi "futuro marido" y la "pobrecilla hermana del rey".

Boom. Sus palabras sustituyeron a la risa que no había llegado a sonar, y la bomba de relojería explotó, poniendome roja como un tomate de la rabia que sentía en aquellos momentos. Maldije a Enrique, a mi vida y al maldito rey de Portugal que ojalá se muriera antes de la boda. Nunca le había deseado la muerte a nadie en serio, pero viendo el futuro que estaba al acecho sobre mi... era lo único que podía desear.

- Mide tus palabras, Brandon -Le advertí de manera amenazadora, mirandole fijamente, nos separaban ahora uno o dos palmos.- Sabes perfectamente que este matrimonio no es de mi mayor agrado, y nunca me acostaré con... ese viejo, ¿qué le quedará de vida? ¿meses? Es demasiado mayor ya...

Chasqueé la lengua al escuchar sus palabras. ¿Por qué tendria que tener tan buena salud? Lo maldije ciento una veces. Sabía que Dios no ofrecía la muerte por lo que mis súplicas serían en vano, pero desear no es lo mismo que rezar.

- Os lo repito, antes de que llegue a acostarme con ese hombre habrá muerto. -Ni loca me acostaba con ese viejo... No tendría fuerzas a su edad, me imagino, aunque ahora que lo pensaba... Tal vez esa sería una buena idea para darle fin a su vida. ¿Quien iba a decir que el sexo podría ser mortal? Permanecí en silencio mientras observaba como Charles cogía mi mano y la besaba. El corazón me volvió a latir descontrolado. Estos juegos suyos... No se como lo hacía, tendría algun don o algo así, pero todos estos juegos sucios siempre conseguian volverme loca, no se si con las demás mujeres funciona o no pero conmigo he de admitir que si.

- Estáis bien enterado por lo que veo; Sí, cuando el rey muera podré elegir con quien casarme, o al menos eso me prometió Enrique... No sé hasta que punto debo confiar en sus promesas pero ésta vez confiaré.

No solo sus acciones me volvían loca, sino que sus palabras hacían que mi corazon acabara derritiendose.. Pero a mi no solo me bastaba con tenerlo una noche, yo quería tenerlo siempre, cosa que no se si él estaría dispuesto.

- Luego no os arrepintais... de dichas palabras. -Le susurré lentamente, rozando mis labios con los suyos provocativamente para acabar besandole.

Noté como en seguida me seguía el beso y "algo" despertó en mi, "algo" pasional que me impedía parar, sin imporarme el lugar y el estado en que nos encontrabamos. No habían personas por allí a aquella hora, la noche ya había caido para Inglaterra. Sentí un ligero y agradable cosquilleo cuando sus manos pasaban por mi espalda, acariciandola de una manera que simplemente me encantaba.

Aunque hubiera estado con otros hombres en esta situacion anteriormente sentía como que esta situacion era distinta, ¿en qué cambiaba? Ni yo lo sabía a ciencia cierta. De repente me separó al escuchar un sonido el cual podría ser desde cualquier aldeano hasta alguno de sus amigos que venían a por él despues de su "desaparición".
Pero no era nadie, solo un perro que perseguia algo... ¿Acaso era una rata? En otra situación me hubiera muerto de asco, pero ahora ni la rata ni el perro ni nada me importaba.

- Pues no sería una mala forma de morir, yo que había pensado en veneno, o algún empujon por las escaleras... -Dije picaramente, medio en broma, broma por que no lo haría si no lo veía conveniente, y medio por que en realidad si que había pensado esos métodos para mi liberación.

- Pues vayamonos de aqui. -Dije simplemente. Sabía que seria mala idea que le pillaran con la hermana del rey en cierta situación, a ambos nos caería una buena por parte de Enrique. Pero ahora que había provado sus labios no podía irme asi como asi por que sabía que no podría dormir en toda la noche pensando en este encuentro.

Era cierto, él era el encargado de protegerme en mi viaje a Portugal por lo que la cosa no acababa aqui, o al menos eso esperaba yo. No pude evitar suspirar ante lo que hizo a continuación en mi cuello. Al estar a aquella distancia podía sentir perfectamente su aroma, un aroma varonil que tenia algo que me volvía loca. Yo no quería ser una más en su lista. No quería, y no pensaba serlo.

- ¿Y qué habéis sentido? -Pregunté en voz baja pero clara, buscando su mirada. Tal vez él sintiera lo mismo que yo... Hasta ahora había tenido claro que me atraía inmensamente Charles pero.. Desde lo de esta noche era como si hubiera despertado algo en mi, como si la venda hubiera caido, y sabía que sentía algo por él. No sabía lo intenso o no que podría llegar a ser, pero lucharía por ello. Me daba igual si él no sentía lo mismo y solo me quería para pasar el rato, por que todo lo que quería acababa consiguiendolo sea como sea.

- Yo.. no quiero ser una más en vuestra lista, así que si esto va a ir así... será mejor que paréis. -Le dije rápidamente, mordiendome el labio inferior. ¿Es posible que su dulce sabor aun permanezca en mis labios?

- Esta bien, os respetare por lo que soys mi lady.

Sonreí mientras me retiré suavemente. Era una táctica más que debía de utilizar. En el barco ya utilizaría mi siguiente movimiento, sabía que tarde o temprano caería en la tentacion y me acostaría con ella sin reparo. Parecía tener la misma manipulación que su hermano; al parecer la herencia de ambos hermanos era idéntica, pero al parecer Enrique era mas manipulador que su hermana a la hora de controlar los sentimientos de las personas.

- Solo se nombrar que vuestra belleza no se puede asemejar con todas las concubinas que me he acostado y puedo deciros que vos sois la que más me habeis llamado la atención. Sobre todo a la hora de bailar, aun me acuerdo como movíais vuestro cuerpo a la hora del baile, y muy pocas mujeres hacen lo que vos haceis.

Se apartó suavemente de mi y pude por fin encontrar su mirada a lo que le devolví la sonrisa. Tenía ciertas dudas, dudas por su ser tan mujeriego y tenía miedo de acabar siendo como las otras mujeres con las que se acostaba y despues como si nada hubiera pasado e incluso otra noche de pasión despues de unos meses pero solo eso. Sexo.
La tentacion era dificil de aguantar, pero quería que estubiera seguro de que no era una más para su lista y que la cosa iba a cambiar. En cuanto se lo pensara y me lo dijera yo me entregaría incondicionalmente a él, y debía de ser antes de mi llegada a Portugal pues una vez pisara tierras portuguesas me casaria por obligación y a saber cuando moría mi futuro esposo.
¿Podría aguantar un día entero sin verle? ¿Incluso una semana? Lo ponía en duda. Lo que me dijo a continuación hizo más dificil retener la tentación.. Pero aun no estaba seguro y yo quería que lo tubiera claro aunque en el fondo sabía que tarde o temprano acabaría cayendo.

- Tenéis buena memória.. como puedo comprobar. -Comenté.- Faltan dos días para que el barco zarpe, y cinco para llegar a mi condena temporal... Os doy tres días, ni uno más ni uno menos. -Le dije mientras me volvía a acercar a él y le daba un corto pero intenso beso en sus labios. Luego me separé, le miré por última vez aquella noche y me giré dispuesta a volver al castillo. Ya era demasiado tarde como para andar por ahi y si me veia alguien más si que se enteraría Enrique de mi huida. Sabía que Charles no diría nada, más que nada por que el rey pediría explicaciones y no creo que le gustara saber qué hacía su querida hermana fuera del castillo.