Viaje hacia Portugal y su rey viejo (+18) [Margaret]

Los días habian pasado en seguida y ya me encontraba en el salón del trono despidiendome de mi hermano el cual me deseaba un buen viaje y buena suerte con mi futuro marido. ¿Suerte? Esperaba que se refiriese a su muerte, por que si de suerte en este horrendo matrimonio tenía que haber lo tenía más que crudo. No me olvidé de despedirme de mi querida sobrina, Maria, la cual se entristeció algo al saber que me marchaba un indeterminado tiempo y no nos veriamos. Esa niña era una lindura, desde luego era toda una Tudor. No me gustaban mucho los niños pero mi sobrina había despertado una parte en mi dulce y cariñosa que solo le brindaba a ella.

Odiaba viajar en barco, casi siempre me mareaba, pero no había otra forma posible de llegar a Portugal, ni a Portugal ni a ningun sitio para ser exactos. Mi habitación era más pequeña de lo que había imaginado y encima con mis tres doncellas allí conmigo era como si la habitación se viera más pequeña de lo que era. Ellas intentaban distraerme para que el aburrimiento, el mareo y las ganas de tirarme por la borda disminuyeran. Hablábamos e incluso a una se le ocurrió jugar a cartas pero a mi no me apetecía y les dije que jugaran ellas pero se negaron a jugar y divertirse sin mi.

Era ya de noche, y comencé a escuchar un poco de jaleo en la habitacion continua, que justamente era la de Charles Brandon. Encontré fácilmente un hueco en mi pared y pude ver como Charles estaba jugando a cartas con los demás hombres del barco. En algún momento hablaron del rey de Portugal y al escuchar lo del pacto con la gitana se me heló la sangre... Solo esperaba que no fuera cierto por que sino mis días de condena aumentarían y acabaría haciendo cualquier tonteria. Decidí dejar de mirarles y escuchar lo que decían e intentar dormir. Me tiré sobre mi cómoda cama, lo unico que me gustaba de mi habitacion, e intenté dormirme pero no podia, y no era por el jaleo sino por los movimientos que el barco ocasionaba. Era mareante y molesto.

En cuanto dejé de escuchar jaleo en la habitacion del Duque me levanté sigilosamente y volví a mirar a través del hueco y vi como Charles se quitaba la camisa.. No pude evitar sentirme cautivada al verle así. Me mordí el labio inferior y tras hacer un gran esfuerzo me separé de la pared dirigiendome a una de mis doncellas.

- Rachel, haga el favor dígale de mi parte al Duque de Suffolk que venga para discutir un asunto que... me atormenta. -Le ordené a una de mis doncellas, ella asintió levemente y marchó del camarote a hacer lo que le había ordenado. No tardó en volver junto con quien esperaba.

- Sientese. -Dije simplemente, señalando con la cabeza suavemente una silla que se encontraba justo en frente de la pequeña mesa, llena de cartas.Yo permanecí de pié, sin quitar mi mirada de él.

Pude ver como mis doncellas no apartaban la mirada de él, y tambien vi como una de ellas, Elizabeth, le miraba de una forma.. extraña. Las miré con seriedad y tal vez algo de enfado. No me gustaba para nada las miradas que le hacían al duque de Suffolk... ¿serian celos? Es lo más posible.

- Rachel, Elizabeth, Susan, podéis marcharos a vuestros dormitorios ya es muy tarde y no os necesito por hoy. -Les dije a las tres, indicandoles que se marcharan. Las acompañé hasta la puerta y antes de que cerrara la puerta tras ellas les heché una mirada amenazadora. La puerta se cerró suavemente y permanecí así quieta mirando hacia la puerta por uno o dos segundos.
Ahora tendría que pensar en qué decirle pues sabía perfectamente que él estaba esperando a que yo hablara. Me giré hacia él y caminé hasta quedarme tras suyo.

- ¿Sabéis por qué os he traido? -Le pregunté cerca de su oido, lenta y susurrantemente. Seguramente se haría una idea pues le había dicho que quería una respuesta dentro de tres dias, y aunque habían pasado solo 2 yo no podía aguantar mucho tiempo más. Necesitaba saber que sentia.

Sonreí de lado al escucharle y luego me separé de él para sentarme en la mesa de enfrente suya. Cogí la baraja de cartas y las barajé. No tenía ningun fin con hacer aquello, solo estaba haciendo tiempo para ver qué le decía o para que él me dijera lo que quería escuchar sino tendría que sacarselo por mis propios métodos. Había estado meditando mucho sobre mis sentimientos tambien, y había descubierto que no solo sentia una fuerte atracción por el duque de Suffolk, sino que era algo más intenso... Le quería.

- ¿Os acordais de lo que os dije hace dos días? Necesito saber.. mi Lord... -Le dije ya directa al grano, dejando las cartas nuevamente sobre la mesa, mientras me levantaba levemente de la silla y acercaba mi rostro al suyo, hasta rozar sus labios mientras hablaba. Nuevamente su aroma me inundó y la llama fué creciendo levemente, aquella llama que había nacido la otra noche.- ¿Qué sentis cada vez que me veis? ... ¿Qué sentis cada vez que rozais vuestros labios con los mios? ...

Había estado con muchos otros hombres antes que él, pero podía sentir como que esto era diferente, no sabia en qué cambiaba, tal vez en que la atracción que sentía hacia Charles era mucho mayor, era algo nuevo que nunca había sentido.

Había hecho bien en hechar a las doncellas, así tendríamos mayor intimidad ademas de que con ellas por aqui no hubiera acabado la noche de esta forma. Decidí dejarme llevar por lo que sentía y quería hacer y no por la razón y la mente me decía. A veces era bueno encerrar a la razón en un cajón con llave y olvidarse de ella por unas cuantas horas.

Nuestros labios pasaron de rozarse a besarse en un principio lentamente, mientras me cogía y me una de las mesas que habían en el extremo de mi camarote. Lo deseaba, quería estar con el esta noche, la siguiente y cada una de las noches de mi vida, dejar al viejo con el que me habia condenado mi hermano y huir de todo sin importarme que luego me buscaran hasta encontrarme.

Vi como poco a poco desabrochaba mi corsé pero tambien me di cuenta de la dificultad que tení por lo que le ayudé a desabrocharlo por completo. Si tenía que esperar a que lo desabrochara él por su cuenta moriría de la impaciencia y excitación que sentia en esos momentos por ser suya. Gemí levemente ante lo que hizo en mi oreja, me resultaba bastante excitante. Mis manos volaron hacia su cinturón y lo desabroché en un rápido y ágil movimiento que no duró apenas tres segundos.
Quería que no acabara nunca esta noche.

De repente, en toda esa flama de pasión y desenfreno sentí como su miembro se introducía en mi sexo y un placer mayor, al igual que una irremediable calor, me invadió. Los geminos salían solos por mis labios con cada embestida suya. Solo se oian mis gemidos por todo el camarote, solo esperaba que ni mis doncellas ni los demas se dieran cuenta de lo que la hermana del rey de Inglaterra y su mejor amigo el duque de Suffolk estaban haciendo. Si se enteraba Enrique sería malo, seguramente no habría riña alguna que descargara toda su furia.

Cada vez el placer y la excitación que sentía eran mayores pues cada vez las embestidas eran más fuertes, más excitación. Sentía como si fuera a explotar en cualquier momento pero a la vez que podría estar así toda la noche.
Busqué sus labios los cuales mordí sugerentemente, entre gemidos. Había tormenta y el mar estaba algo agitado, en otra situacion me habría mareado e incluso vomitado pero al estar asi con Charles la tormenta para mi no existía. Uno de mis gemidos fué más fuerte cuando noté que una embestida había sido más profunda que las anteriores, no me había lastimado, todo lo contrario, no podía estar en mayor excitación.

Pasaron los minutos y sentí como llegaba poco a poco al orgasmo, el cual fué el mayor gemido que había tenido en meses, incluso años. Mi espalda, anteriormente algo curvada, se relajó sobre la mesa y miré, aun con la mirada ardiente, a Charles.

- No me dejéis sola en Portugal... -Le susurré, casi como una súplica. No quería casarme ni con ese viejo rey ni con nadie, quería estar solo con él y con nadie más.

Eso era muy facil de decir, tener amante estando casada, si me pillaban estaria condenada a que me cortaran la cabeza, o al menos asi era en Inglaterra no sabía como sería la muerte en Portugal. Y aunque no me casara, tampoco querría tenerlo solo de amante.. por que sería como esas otras mujeres con las que se había acostado.

- ¿Y ser otra de vuestra larga lista? Suelo ser una mujer fiel a mis compromisos, mi Lord. -Pregunté con un largo suspiro, mientras me levantaba de la silla, dejando el vestido en el suelo y caminé hacia mi cama hasta tirarme sobre ella, mirandole. Pude volver a ver su pecho descubierto, como horas antes lo había visto desde el hueco de mi habitacion y la suya. Aun me encontraba bastante caliente y algo cansada por el apasionado momento de hacia un rato.

- El rey de Portugal no llegará ni a verme desnuda, morirá antes que acostarse conmigo. -Dije con gran seguridad. Debía de encargarme de que muriera lo antes posible y volver a Inglaterra, asi tampoco me tendría que separar de Charles pues este viaje para mi era temporalmente largo, en un principio y si el rey decide jugarmela y seguir vivo mucho tiempo, pero para el duque de Suffolk el hombre que tanto deseaba y queria solo era un viaje más de algunos días, despues de la boda marcharía y a saber cuando le volvía a ver.

Por supuesto que, si algo iba a hacer para que el rey de Portugal muriera, lo haría a escondidas, y lo antendría en silencio dejandolo como muerte natural, seria malo tanto para mi como para mi hermano si me pillara alguien. La noche de la boda sería perfecta, la primera noche que estariamos solos y la noche.. en la que seguramente el rey querrá acostarse conmigo, cosa que no conseguirá. No se como lo haré, pero no puedo permitir que ese viejo se salga con la suya.

- Por supuesto... -Dije simplemente, más que nada por dejarle la mente tranquila pues yo ya tenía pensado más o menos como actuar. Escuché su pregunta y con solo pensar que se marchaba de mis aposentos por el resto de la noche me oprimía el corazon y me llenaba de una extraña soledad. Yo... sentía miedo, miedo de el asqueroso y desafortunado futuro que me había preparado mi hermano, había sido mucho mejor el que me preparó en su día mi padre, lástima que el rey de Escocia muriera en batalla, no le amé solo le tenía cierto cariño, ademas que cuando me casé con él era una cria de 14 años apenas, no sabía lo que era la vida en si.

- No... quedáros.. por favor, no me dejéis sola. -Iba totalmente en serio ya que yo nunca suplicaría por favor de aquella forma como lo había hecho con el duque de Suffolk. Se notaba en mi tono de voz el miedo que tenía a estar sola en este viaje, por que si estaba sola pensaba demasiado y si pensaba demasiado me hundía en un mar de depresión y angustia más grande que todo el mar que nos rodeaba.

No pude evitar alegrarme en cuanto escuché que se quedaría conmigo esta noche, aunque sabía que lo haría si se lo pedía.

- ¿Siempre teneis que pedir permiso para hacer algo? Aunque sea la hermana del rey de Inglaterra intentad tratarme más o menos como una igual, no quiero tanta formalidad.

Tanta formalidad no con él, por que con los demas me daba igual, incluso me gustaba que me tubieran ese respeto. Me eché un poco para atras en mi cama y me metí entre mis sabanas, mirandole esperando a que él tambien viniera. Nunca había sido tan sincera ni tan abierta con nadie, al menos desde que era una niña.
Lo que más deseaba en este momento era acabar con todos mis "asuntos" en Portugal y poder volver a Inglaterra con Charles y estar con él, me daba igual lo que dijera mi hermano, la corte o la furcia de su amante, me daba pena la pobre catalina la cual yo sabia bien que amaba a mi hermano con locura. Mi hermano no pararía hasta conseguir el divorcio, en eso nos pareciamos que si queríamos algo no parábamos hasta conseguirlo.

- ¿Cuanto os quedaréis en Portugal?

Pregunté con gran interés, por que Charles no se quedaría para siempre en Portugal conmigo, estaria unos dias para asistir a la boda y luego se marcharia.. Tendría que darme prisa si queria volver con él a Inglaterra.

(Off: lo siento por tardar ToT estuve ocupada u.u)

Bufé nada mas escucharle y vi como se metía en la cama, a mi lado. La cama estaba algo fría y un pequeño escalofrio recorrió toda mi espalda y no pude evitar acercarme un poco más a él. Aun no tenía bien claro qué iba a hacer con el Rey de Portugal, habian muchos rumores sobre él y cada uno de ellos más aterrador que el anterior o al menos para mi pues que digan que tu futuro marido el cual quieres que se muera cuanto antes hizo un pacto con una gitana para vivir muchos muchos más años... a mi, personalmente, me daba mucha grima.

- Pues no será mucho tiempo, o eso espero.

Faltaba cada vez menos para llegar a Portugal y mi estómago se revolvía, entre el miedo y las ganas de tirarme por la borda. Al escuchar lo que dijo le miré de nuevo, y luego no pude evitar sonreirle y acerqué mi rostro al suyo para darle un suave y tierno beso en los labios. Ni yo misma me reconocía.

- No os preocupeis, poco a poco la cojeréis, yo haré lo que sea por ello... o olvída quien soy y de donde vengo.. olvida todo cuanto soy y...

No pude evitar quedarme por un momento en blanco, perdida en su mirada, aun no tenia muy claro que él me quisiera y tampoco quería quedar como una tonta enamorada que haría cualquier cosa por la persona que ama.

- ...intentalo, por lo menos.

De repente una gran alegria invadió todo mi ser al escucharme llamarme solo por mi nombre, era la primera vez que lo hacía y sonaba tan bien desde sus labios... Sabía que lo conseguiría.

- Seguro que si, Charles.

No pude evitar yo tambien llamarle por su nombre en vez de usar alguna formalidad como lo era "Lord". En eso que oí unos golpecitos en mi puerta y despues la voz de una de mis doncellas que me decían que ya habiamos llegado a tierra firme, a Portugal, y que si podían entrar para arreglarme antes de ir al palacio real de Portugal. Toda esa felicidad se desvaneció y miré con algo de ansiedad a Charles.
Y vi como abría la ventana de mi camarote y solté una leve exclamacion, por alli podría caerse o hacerse daño, en resumen, era peligroso. Me levanté de la cama al mismo tiempo que tomaba rápidamente una prenda de ropa, exactamente una bata. Me la puse y corrí hacia la ventana, donde estaba Charles ya.

- Ni me lo recuerdes.

Mascullé antes de que mis labios fueran atrapados por los suyos en un intenso beso que nunca podría olvidar. Le besé con cierta desesperación y tristeza, pero tambien con la misma intensidad y pasion que él lo hacia. Este podría ser nuestro ultimo beso, quien sabe, yo solo esperaba que no lo fuera y que hubieran muchos más. En cuanto se fué fuí corriendo a abrir la puerta donde se encontraba mis doncellas ya listas para vestirme y arreglarme.
En cuanto estuve presentable y lista salimos de mi camarote para pisar por primera vez la tierra de Portugal. Yo me encontraba llena de angustia y miedo, por la boda y por mi futuro marido.
El viaje a Portugal se me hizo bastante largo pero... ¿Por qué el camino hacia el Palacio Real se me está haciendo tan corto?