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| Simple y llanamente relajación [Ana] | |
| | Autor | Mensaje |
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John Galway
Mensajes : 79 Fecha de inscripción : 03/08/2010
| Tema: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 10:38 am | |
| Silencio, al menos eso era lo bueno de la noche en los Jardines de la Corte. Llevaba allí unas cuantas semanas, desde mi llegada desde Escocia, y ahora, hasta que encontrara un sitio donde alojarme, me habían habilitado una habitación temporal donde los nobles residían. Tenía sus comodidades, eso había que admitirlo, pero siempre preferiría su castillo y su pueblo en Escocia. No pude evitar sonreir, al recordar ciertos momentos en mi Escocia natal, aunque, descarté las partes que tenían que ver con la guerra. Suspiré, sentado en un banco frente a una charca de agua, hecha por los siervos del rey. La observé en silencio.
-Bonito sitio, aunque prefiero mi Escocia natal - suspiré y eché la cabeza hacia atrás, observando el cielo estrellado. Pronto tendría que volver a mis temporales aposentos y después, a seguir buscando alguna casa que poder comprar a modo de residencia en Inglaterra hasta que volviera a Escocia.
Aquella noche, el viento ha dado tregua, y la noche, a pesar de ser fría, es silenciosa. El viento no corre, y la lluvia ha dado una tregua, al menos por esta noche, y eso, a fin de cuentas, era de agradecer. Mis ropajes, de cuero negro, me abrigaban lo suficiente como para no pasar frio, pero tampoco pasaba calor. Beneficios de tener dinero, sin duda alguna. Me levanté en silencio, y avancé finalmente hasta la charca, donde me pude reflejar, y simplemente, observé el agua. Entrecerré mis ojos, relajándome y finalmente, negué en silencio con una ligera sonrisa:
-No es Escocia. - concluí finalmente, añorando mi amada tierra, sus mujeres, sus encantos, su cerveza, ¡sus trifulcas en las tabernas! Aquellos recuerdos provocaban en mi añoranza, pero, al menos, podría sobrellevar su estancia en Inglaterra, aunque ahora mismo, se hallaba solo en aquel patio, o eso pensaba él. | |
| | | Ana Bolena Damas de la Reina
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 03/08/2010 Localización : Whitehall, Londres.
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 11:09 am | |
| Y de nuevo, otra disputa más, fue la que consiguió que una de las hijas de Thomas Bolena, la joven Ana, saliese de su estancia acompañada de una agresiva mueca de furia. De nuevo, el fuerte encontronazo que había tenido con su padre en aquella misma noche había conseguido que todas las ganas de visitar a su Rey, Enrique, se viesen totalmente nubladas por la ambición de su propia familia. Una familia que no conseguía entender que aquel futuro que tanto estaban planeando podía ser desmoralizado en el mismo momento en el que Enrique dejase de fijarse en ella. Algo extraño, inconcluso, pero que podía llegar a ser posible. Enrique estaba totalmente encandilado por la magia que desprendía Ana, pero al igual que esta magia había llegado, con suma facilidad podía desaparecer.
Los taconazos de la mujer retumbaban por todos los pasillos de la Corte. Pisadas fuertes que dejaban entrever lo malhumorada que se encontraba la hermosa mujer de ojos azules. ¿La dirección que ésta tomaba?, los jardines de Palacio. Claramente. Aquel lugar era el único en el que una persona podía disfrutar de su propia soledad y, por lo tanto, de la inexistencia de demás individuos. Con esto, quiero decir, que Ana lograba encontrarse en armonía en tales lugares; sin tener que escuchar las continuas voces de su padre y tío circulando por su cabeza. Aquellas voces que terminarían por volverla loca si no acababan cesando.
Un suspiro se escapó de entre los rojizos labios de la joven y cuando ésta abrió la puerta que daba paso a las afueras del recinto, ésta pudo comprobar como el aire nocturno golpeaba su rostro con sutileza, suavidad. Una sensación agradable después de tanto tiempo oprimida en una misma habitación. El ritmo rabiosos de la joven cesó y, sus caderas, se fueron moviendo al son habitual. Un movimiento elegante, digno de una señorita como lo era ella. Una sonrisa se apoderó de su rostro y, acompañada de tal gesto, una de sus manos se posó encima de sus pechos. Su vestido le apretaba debido a la tensión que llevaba acumulada, pero ahora podía sentir como el aire surcaba por sus pulmones con una mayor facilidad. Libertad. Eso era lo que sentía en aquellos momentos.
Su mirada se movió de un lado a otro, deteniéndose en cada detalle que le llamase la atención. Fue entonces cuando la sorpresa se apoderó de su rostro, pues en un inicio, ésta pensaba que se encontraba totalmente sola. Le reconoció, ¿cómo no?, Ana creía haberle visto hablando con Enrique hacía ya un par de días atrás. Otra suave sonrisa se apoderó de su rostro y, con aires galantes, comenzó a acercarse a la fuente donde el otro presente se encontraba. ¿Qué tenía de malo una charla para relajarse?, nada. | |
| | | John Galway
Mensajes : 79 Fecha de inscripción : 03/08/2010
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 11:24 am | |
| El silencio seguía reinando, y la canción que los grillos imponían en aquella oscura y tranquila noche, era el único ruido que reinaba. Removí, distraido unos segundos con mi mano el agua de la fuente, para finalmente, observar las ondas que se formaban en el agua, deformando mi imagen. Me incorporé, para después, tomar aire por la nariz. Un aroma me cautivó, en cuestión de segundos, a la par que mis oidos, detectaban unos pasos cercanos, los cuales por su ritmo de avance hacia mi, podían delatar a una mujer. Poco a poco, iba descartando ideas. Olía bien, al menos podría provenir de aquella persona, o simplemente de las flores del jardín, algo que sin duda, era dificil de averiguar. Ladee ligeramente mi cabeza, hacia la derecha, pensativo, sin volver la mirada hacia atrás, de donde provenían los pasos que estaba escuchando. Mi mente, tomaba y descartaba ideas, hasta que finalmente, tras unos segundos de tormenta en su cabeza, llegó a una posible conclusión.
Miré finalmente, de reojo, hacia la persona que tenía detrás mía. Ahora, sin duda alguna, podía afirmar que un porcentaje del setenta por ciento de las ideas que habían surcado mi cabeza, eran más o menos correctas. Me mantuve en mi posición tranquilamente, ya a sabiendas de quien tenía trás de mi:
-Una noche tranquila para salir y tomar el aire lejos de palacio, ¿no creeis milady? - pregunté con toda la tranquilidad que me caracterizaba a veces. -Teniendo en cuenta las noticias que corren últimamente, es un tanto raro, tenerla aqui junto a mi, ¿no creeis? - añadí irónicamente, pero con una ligera y divertida sonrisa en mis labios, para después, girarme lentamente hacia ella, y clavar mis ojos en sus bellos ojos.
A modo de saludo, me limité a hacer un simple gesto hacia delante, inclinando mi cabeza y cuerpo hacia ella, para después, volver a su erecta posición, manteniendose respetuoso, hasta que él considerara oportuno poder soltarse.
-Pero bueno, fuera estos asuntos. ¿Buscando estar a solas? - pregunté, cambiando completamente de tema. | |
| | | Ana Bolena Damas de la Reina
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 03/08/2010 Localización : Whitehall, Londres.
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 11:52 am | |
| John ya sabía que Ana se encontraba allí. Y la joven Bolena, perfectamente, también era consciente de ello. No conocía demasiado al hombre que se encontraba en frente suya, pero hasta lo que había podido analizar de él, tenía bien claro que debía andar con pies de plomo. No podía titubear, pues John daba una imagen de típico hombre que podía aprovechar las oportunidades a su favor. Por lo tanto, lo mejor era no dar ni siquiera una. Nada.
La voz del hombre comenzó a romper todo aquel silencio que se había formado. Por un instante, Ana pareció molestarse por aquel simple hecho. Ella que en un sencillo principio buscaba un momento a solas, inundada en su propia tranquilidad, y había ido a toparse con un personaje que, al parecer, no callaba ni debajo del agua. Ante aquel simple pensamiento, una torcida sonrisa se apoderó de su boca; dando a mostrar lo divertido que le parecía aquel comportamiento por parte del caballero. Seguidamente, mientras éste hablaba. Más bien mientras Ana le dejaba hablar, la fría y viperina mirada de la mujer no dejaba de observar los profundos ojos de su acompañante. ¿Qué buscaba en verdad?, quizás intimidarle. Dejarle bien claro que con ella no valían las simples dotes que los hombres mostraban cuando estaban junto a una mujer. Ella era diferente a las demás; y todos los integrantes del sexo masculino lo sabían en cuanto mantenían un par de palabras con ella.
De nuevo el silencio reinó en el ambiente y fue en ese mismo momento cuando la mujer, tras mostrar en su rostro un gesto de agraciada indiferencia, apartó su mirada del hombre para poder clavarla en otro punto fijo. Esta vez en la fuente. Aquella fuente que parecía presentar un agua cargada de colores de arco iris. Agua pura y cristalina que brillaba fugazmente cuando la luna se encontraba azotando el cielo.
- Sois un completo impertinente, Galway -contestó la mujer con total seriedad, aún así mostrando una mueca de diversión en su rostro- ¿Tanto os interesa el motivo del "porqué" me encuentro aquí, en solitario? -preguntó, volteando su mirada de nuevo hacia él a la par de que una de sus cejas se iba levantando como signo de interés. ¿Qué pretendía aquel hombre por saberlo todo? Seguidamente, un pequeño respiro -aparentando una carcajada-, escapó de entre sus labios, dando a entender que tampoco le había molestado tal descaro por parte del hombre. - En efecto. Intentaba buscar un lugar en el cuál poder meditar, pero veo que habéis sido más rápido que yo a la hora de hacer vuestros los jardines -sentenció, con cierta sorna, antes de dar varios pasos hacia la fuente que se encontraba a escasos metros de ambos. Le gustaba observar su reflejo en el agua cada vez que pasaba cercana a la fuente. | |
| | | John Galway
Mensajes : 79 Fecha de inscripción : 03/08/2010
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 1:41 pm | |
| -¿Impertinente? Muchas palabras me han definido a lo largo de los 30 años de mi existencia, pero impertinente es ligeramente nueva viniendo de una dama - contesté con un ligero tono de burla en mi voz. -Y por lo general, si, a veces me suele gustar saber todo lo que ocurre a mi alrededor. En este caso, sería conveniente, por si vienen a preguntar por vos, os escondeis, y gustosamente diré una mentira para salvar vuestras bellas posaderas reales de cualquier intento de afrentar vuestro actual estado de... hmmm... ¿relax tal vez? - comenté, muy observador.
Ella emite un suspiro, ¿o una carcajada? Tampoco es que esos pequeños detalles ahora mismo me interesen, pues es mejor solamente estar al tanto de cosas que realmente me interesen, lejos de un simple suspiro, o carcajada.
-Si, bueno, dígamos que tengo una facilidad a la hora de expandir mi espacio vital bastante innata - afirmé seguro de lo que decía, aunque, simplemente, lo decía por llevarle un poco la contraria a la mujer. Reí algo y negué en silencio para invitarla a situarse a mi lado, lo cual hizo, habiendo entre ambos unos cuantos metros. -Pero bueno, dejémonos de interrogatorios, ¿le parece bien, milady? - pregunté algo seco, y después, ladee la cabeza pensativo. -Obviamente aqui buscamos muchos descanso, al menos por mi parte, llevo unos cuantos días muy ajetreados. El rey y muchos nobles me tienen hartos de proposiciones de comercio y un largo etcétera de cosas que, significativamente, me molestan y mucho - comenté como quien no quiere la cosa. -Particularmente, prefiero otras labores más mundanas... - añadí.
Me giré un segundo, observando la puerta por la que ella había entrado, para después, mirarla a ella:
-¿Debo vigilar por si viene alguien a reclamar su presencia y que pueda esconderse para que no la amarguen la noche, o no? - pregunté, entre divertido e irónico. | |
| | | Ana Bolena Damas de la Reina
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 03/08/2010 Localización : Whitehall, Londres.
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 2:22 pm | |
| La mirada de la joven procedente a la familia Bolena, se dedicó a observarse a sí misma en el reflejo que se plasmaba en la cristalina agua. Éste, dejaba ver aún el molesto rostro que presentaba debido a la disputa que había tenido con su familia a penas minutos atrás. Por un momento, las voces de su padre y tío volvieron a inundar su cabeza; además de poder observar la gacha mirada de su hermano. Aquel que en un pasado prometió defenderla de cualquier situación en la que se viese involucrada con el peligro. Aquel joven que había desaparecido con el paso de los años. Exacto, "aquel" hermano. No el que ahora se guiaba por la misma ambición que la de su padre.
La voz de John volvió a sacarle de sus propios pensamientos. Aquella voz masculina firme, tajante y con grandes pizcas de tonos burlescos en ella. Una voz normal, característica en los hombres bonachones y no pertenecientes a Inglaterra. Un pasajero, un extraño en tierras inglesas. El joven escocés, o al menos esa nacionalidad creía recordar Ana, parecía cansado de todo. Harto de las reuniones de negocios, cansado de aquel ambiente ennegrecido que se cernía continuamente sobre la Corte. Hasta las narices de todas aquellas personas que circulaban de un lado a otro de los pasillos como si su único objetivo en la vida fuese el cumplir bien sus obligaciones. Já, Ana le entendía. Le comprendía a la perfección. Y fue tan solo por eso que, en un giro repentino para poder observarle, ésta decidió dedicarle una amplia sonrisa. Una de esas tantas que pretenden esconder sus intenciones.
- No estaría de más, ya que os encontráis aquí, que disfrutaseis de los placeres de Palacio. Suelen ser... especiales -concluyó sarcásticamente la mujer aún con aquella personificada actitud que recorría por cada una de sus envenenadas venas. Seguidamente, la muchacha, pasó una de sus manos por su propio pelo para poder recolocar uno de sus mechones y dejarlo posado detrás de su oreja; de tal manera que no lograba molestarle.
Las últimas palabras del hombre, hicieron que por la boca de Ana saliese una pequeña pero escandalosa risa. Sí, en efecto. Le había causado gracia aquel comentario. ¿Esconderse de toda la vida que estaba llevando en la Corte?, oh, de seguro eso era lo que quería. Aunque a decir verdad... ya no tenía tan seguro si deseaba alejarse del Rey o no. Confusión. Aquello era lo que la estaba matando día tras día. Lo que había empezando siendo un simple teatrillo, estaba acabando en convertirse en un fuerte sentimiento. O quizás en un capricho. No lo tenía demasiado seguro.
- ¿Esconderme?, estáis equivocado, Galway -contestó la mujer a la vez que daba unos pasos hacia él, recortando la distancia que los separaba. ¿Tomando confianzas?, posiblemente. - No necesito de nadie para que vigile mis espaldas. Se guardármelas muy bien solita -sentenció la mujer en un tono ligeramente divertido- Además... si vienen a por mí, es tan fácil como negarme, ¿no cree?; y... por lo que veo, tampoco creo que usted esté por la labor de dejar que otra persona se lleve a la mujer con la que se está entreteniendo -sentenció, soltando un pequeño sonido cargado de sorna antes de volver a retroceder y recuperar todos aquellos metros que había dejado atrás.
¿Avergonzada por haberse acercado tanto?, en absoluto. Ni siquiera arrepentida. Tan solo no podía dejar que otras personas observasen aquel juego que había comenzado con el caballero escocés. Más bien porque en sus planes no entraba el destrozar todo el terreno que había allanado con Enrique. Su Rey. Su futuro esposo. | |
| | | John Galway
Mensajes : 79 Fecha de inscripción : 03/08/2010
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 2:46 pm | |
| Observó su sonrisa, y no pudo evitar devolverla con un ligero esbozo de mi sonrisa, mientras me cruzaba de brazos , ladeando ligeramente la cabeza hacia mi derecha, observando en silencio el rostro de la joven chica. Reí ante su sarcástico comentario y no pude evitar contestar de la misma manera, observando el movimiento de sus manos por su pelo:
-¿Placeres de Palacio? Bueno, hay muchos, eso he podido comprobar. Unos más faciles de alcanzar, otros mucho menos, pero, ¿qué le voy a hacer? Soy un mero huesped temporal hasta que encuentre establecimiento aqui para largo plazo, o simplemente, vuelva a Escocia, a Galloway, mi hogar natal, y bueno, no podremos mantener una nueva conversación tan interesante como esta, milady, hasta laaaaargo tiempo - comenté entre sarcástico, irónico y divertido.
A pesar de este comentario, su sarcástica risotada no me pasó para nada desapercibida. Había dos posibles opciones a partir de este punto. O que sin duda había cometido un garrafal error, y posiblemente me tendría que disculpar, y avergonzar de mis palabras, o la otra opción, es que había dado en alguna clase de herida, profundizándo más en ella, pero no era una herida cualquiera, posiblemente una en el orgullo. Muchas situaciones similares se me habían dado en los años, pero bueno, siempre hay tiempo para retractarse o simplemente escuchar y averiguar el verdadero significado.
-Equivocado o no, bueno, siempre está de mas el comentar algo en completa confianza. Tampoco es que me importe mucho si he acertado, o no. - sonreí pícaro, observando como se aproximaba hacia mi. El aroma que desprendía, inundaba ahora mi olfato, y no pude evitar deleitarme con aquel aroma, mientras ella hablaba. Aunque yo, tampoco pude evitar decir la maldita verdad. Sonreí ligeramente. -No dudo de ello milady, aunque, bueno, ¿para qué negarlo? Cualquier ocasión de diversión, es bienvenida, pero jamás yo, le haría algo así vos, salvo que... no sé... usted guste de ello - comenté con cierta ironía, pero sin duda, con la picardía que me caracterizaba.
Era directo, si, y si me oían, posiblemente, acabaría siendo el objeto de muchos cotilleos, pero, ¿qué más me daba?. | |
| | | Ana Bolena Damas de la Reina
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 03/08/2010 Localización : Whitehall, Londres.
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 3:30 pm | |
| ¿Ana Bolena gustar de ello?, ¿a qué se refería con aquello?, ¿acaso a lo que en esos mismos momentos estaba pensando?, ¿de qué modo aquel caballero escocés la estaba viendo?; La mujer morena rodó sus ojos y los posó de nuevo en la fuente. Seguidamente, sin hacer más caso a las palabras que el caballero soltaba por su boca, la mujer decidió tomar un viaje de nuevo a sus propias preocupaciones. Éstas, no dejaban de zarandearse de un lado a otro de su mente. No dejaban de hacerla sufrir. La ambición de su padre y tío; la traición de su amado hermano, en el cual, ahora no podía confiar. El rencoroso enfado de su propia hermana María, quién no podía olvidar la facilidad con la cual Ana le había arrebatado al Rey. Y, por último aunque no menos importante, Enrique mismo y su enferma obsesión por hacerla suya. Todo, absolutamente todo estaba alterando la vida de la, en un principio, desconocida Bolena.
Sus manos se pasaron unos segundos por su rostro, apartando los pequeños mechones rebeldes que aún presentaban fuerzas para atosigarla. En el ambiente, el silencio había vuelto a reinar, consiguiendo que la tranquilidad que tanto deseaba hiciese que ambos ojos azulados se cerrasen por completo. Ahora, tan solo los sonidos de la noche eran los culpables de su bienestar. Pasaron varios segundos. Segundos que para muchas personas podrían ser minutos, quizás horas. Todo depende de como lo vieses. Y finalmente, la joven volvió a abrir los ojos para posarlos en el agua de nuevo. Con sutileza, una de sus manos se introdujo en ésta y comprobó lo fría que se encontraba. Por un momento, Ana pensó en lo insano que tendría que ser bañarse en agua tan helada; aunque no por ello complaciente. Su mirada se alzó de nuevo, posándose en uno de los tantos arbustos bien podados que allí decoraban los jardines y finalmente habló. Alzando su fuerte y acomodada voz. Como siempre.
- No volváis a decir tales insensateces. Si alguien os oye, podríais terminar mal parado -sentenció la joven, sin mirarle, para de nuevo seguir hablando- Me encontraba en plena duda, pues no recordaba vuestra nacionalidad, pero ya habéis hecho que todas mis dudas se esfumasen -contestó una vez más, incorporándose ahora sí para poder girarse y observar el palacio. ¿Con qué objetivo?, el de buscar alguna que otra mirada intrusa. Miradas que pudiesen ponerla en un fuerte aprieto. - ¿Es Escocia bonita?, no he tenido la oportunidad de verla con mis propios ojos -comentó, esperando así poder despejarse de todos aquellos continuos malos pensamientos que rondaban su mente. Que volvían loca su cabeza. | |
| | | John Galway
Mensajes : 79 Fecha de inscripción : 03/08/2010
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 3:46 pm | |
| Las reacciones no se hicieron esperar, cuando ella, me forzó a no hablar más de aquella situación, por si en la zona había oidos indiscretos.Si, digamos que era algo bastante... ¿obvio? Posiblemente, pero él le traia muy indiferente este asunto. Aun así, ya sabía por las conversaciones que había tenido con el rey Enrique, que algo se traía con esta mujer. Incluso las noticias volaban en su corta estancia, o al menos en el poco tiempo que llevaba allí, y desde luego, no tenía intención de meterse en uno de esos asuntos que el rey urdía, y más para y con esa joven, pero, debía admitir que era bella, tal y como le habían dicho. Miró nuevamente la fuente y suspiró, ante la pregunta de Ana:
-¿Bonita? Describirla no se puede. Una simple descripción, no hace justicia a tan bella tierra - comenté. En cierta manera, mi tono de voz, se había apagado un poco, pues en verdad, añoraba mi tierra, y no aquella civilización de Londres. Escocia, si, ese era mi hogar, y las tradiciones, junto con un largo etcétera, eran cosas que se hacían añorar. Las buenas gentes, las comodidades de su castillo, todo lo que podía desear en su mano. Un suspiro optó por salir de mi boca, para después, mirar a Ana Bolena:
-Bueno, tal vez a veces el acento delata mi origen, o mi simple pasión por la cerveza - bromeé un poco, para después, volver a observar la fuente, en completo silencio, pensativo. Después, la miré de reojo y me encogí de hombros: -Si gusta, puede volver conmigo y visitar Escocia. Con tres simples días en Escocia, sumados a los del viaje, podría ver lo necesario de mi lugar de origen - comenté como quien no quiere la cosa. -Puede pensárselo, ¿vale? No me corre prisa que acepte o rechace esta propuesta, pues, creo que aun me queda muuuuuucho tiempo por aqui - añadí.
Mis ojos la miraron de reojo en completo silencio. No decía nada, simplemente, la miraba de reojo, buscando en qué demonios estaba el motivo por el que Enrique hablaba tan bien de ella, pero, a decir verdad, no lo encontraba. Simplemente era una mujer, muy bella, pero, ¿qué más rasgos podía tener? ¿Una inteligencia y lengua mordaz? No, no lo podía distinguir a simple vista. Me llevé una mano a un bolsillo en silencio y suspiré:
-Digo yo... ¿tantos ojos os vigilan? - pregunté, enarcando ligeramente una ceja, hablando en voz baja a la hora de hacer esta pregunta. | |
| | | Ana Bolena Damas de la Reina
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 03/08/2010 Localización : Whitehall, Londres.
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 6:11 pm | |
| El viento por los alrededores alborotaba cada pequeña partícula de vida que por allí se encontraba. Los árboles habían comenzado a moverse de un lado a otro, sin demasiada agresividad, pero si meciéndose al compás del suave aire. Las nubes, tintadas de un ligero color negruzco -posible signo de una inesperada llovizna-, también se movían, juntas, en una misma y única dirección. Guiadas por éstas, varias aves parecían cruzar el cielo nocturno, dedicando a todos los presentes que pudiesen observarlas el hermoso sonido que emitían. Por lo demás, el viento también era el culpable de que el blanquecino rostro de Ana se viese perturbado por el movimiento de su propio pelo. Aquel pelo oscuro y terriblemente rebelde que no dudaba en rozar su fina piel con el único propósito de molestarla. Era por ello que sus manos, incansables, se dedicaban a apartar una y otra, y otra vez aquellos cabellos que tanta provocación le echaban. Siempre incansables, como su propio carácter. Como su viva personalidad.
Escocia. No conocía aquella tierra, pero por lo escuchado de otras personas, parecía que el ambiente que allí había era mucho más campechano que el de Londres. Que el de Inglaterra, en general. Escocia era uno de esos Reinos que mostraba una fuerte potencia al igual que Francia o España. Una de aquellas tierras que siempre eran parlamentadas pues poseían poder. Su propio poder. En cierto modo, aquello, era digno de admiración. Y supongo que fue por ello que las palabras de aquel hombre, John Galway, le llamaron firmemente la atención. De igual modo, aquel sueño de conocer una tierra nueva -junto a sus gentes-, era un sueño que lo tenía ya muy lejano. Su vida había sido completamente modificada y planeada y su único objetivo era el de aprender a comportarse como una Reina digna de mención. Una Reina que fuese recordada por sus hazañas o por la buena conducta que prestaba. Por sus dotes. Ana ya no poseía la libertad que antaño le acompañaba de la mano. Qué va. Ana, aún no habiendo conseguido aquel ansioso titulo de Reina, poseía cargos que debía cumplir. Tenía responsabilidades de las cuales hacerse cargo. Y, por encima de todo, tenía aquel objetivo de evitar, a toda costa, de que el Rey se fijase en otra que no fuese ella. No podía abandonarle. No ahora que estaba tan cercana a la cumbre de la gloria.
Fue por ello, por aquella triste realidad, por la que la joven Bolena dejó escapar una pequeña risa acompañada de un movimiento de negación con su cabeza. Al menos, era divertido imaginarse que podría visitar tal Reino alguna vez. - Me agrada saber que queréis raptarme de buena voluntad para poder presentarme vuestras gentes y tierras, pero... Inglaterra es mi Reino, señor Galway -sentenció la joven a la vez que hacía una pequeña reverencia a forma de disculpa- Y Enrique mi Rey -le contestó dejándole bien claro que debía permanecer en el Reino inglés por deseo de Enrique. Ana sabía, con toda seguridad, que la separación de ambos podría alterar la conducta de su amado. Y aquello significaba problemas tanto para ella como para su familia.
Seguidamente la segunda conducta del hombre logró sonsacar otra nueva sonrisa a la mujer, esta vez haciendo que ésta se acercarse de nuevo al susodicho para poder susurrarle. - No se confunda, Galway... -le susurró, ligeramente entretenida y mostrando una pequeña sonrisa a modo de diversión- Muchos ojos "nos" vigilan... -sentenció, posando una mano en su brazo para poder palmearlo varias veces. - ¿No ha oído ese dicho que dice que Dios está en todas partes? -preguntó la mujer, alzando la voz esta vez, sin pudor a que alguien la escuchase- ¡No olvidemos que un Rey puede ser representado como un Dios terrenal!, ¡aunque pienso que más que estar vigilados por "dicho Dios", estamos siendo observados por buitres! -contestó, de nuevo en alto a la vez que se alejaba del hombre por segunda ves, se agarraba el vestido y lo alzaba un poco para poder recolocárselo finamente.
No le importaba, en absoluto, ser escuchada. Sabía que muchos hombres pertenecientes al Clero estaban ojo avizor. Sabía también que muchos siervos del Rey podían estar vigilándola y también tenía muy claro que tanto su padre, tío o su propio hermano podrían estar echándole un ojo a cada movimiento. Pero le daba igual. Ella quería ser ella y si aquellas palabras eran blasfemias contra los seres divinos, ¡que la culpasen por ello! | |
| | | John Galway
Mensajes : 79 Fecha de inscripción : 03/08/2010
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 6:41 pm | |
| -Mejor eso que de mala voluntad, creedme - contesté, en voz baja, pícaro y con una leve sonrisa, ante la pequeña risa que emitió Ana ante sus atrevidos comentarios. Observé su reverencia, y ladee la cabeza pensativo, observando su gesto, sin duda de disculpa. Clarificó su procedencia, cual era su reino. Era obvio, las noticias, estaban para algo, y sin duda, entrometerse en esos asuntos, a veces podía ser arriesgado, pero, ¿qué era de la vida sin riesgo alguno? - Es comprensible, milady.
No dije gran cosa más, pero en cuanto observé su sonrisa por su segundo comentario, y su avance otra vez hacia mi, no pude evitar sonreir con cierta picardía. Sus palabras me provocan una ligera sonrisa burlona y divertida, y no pude evitar contestar en voz baja:
-No lo haré, pero tarde o temprano, utilizando escusas diplomáticas, trataré de que pueda venir. Cualquier contacto diplomático es inofensivo e inocente - añadí en voz baja para después, notar que se volvía a separar, llevándose consigo el aroma que podía apreciar en el aire. Si, muchos ojos les vigilaban, incluso en la más profunda noche. El viento refrescaba, y sin duda, las nubes vaticinaban una lluvia muy pronto, y desde luego no tenía intención de seguir ahi para cuando eso ocurriera. Fue entonces, cuando Ana comenzó a gritar. Ladee la cabeza y no pude evitar sonreir ligeramente y chasqueé la lengua pensativo:
-No lo he oido, en Escocia solemos decir que vigila nuestros actos en determinados momentos, ¡pero no siempre! ¡Eso nos da cierta ventaja en las trifulcas de taberna! - clarifiqué, mi tono denotaba seriedad, pero sin duda, se estaba divirtiendo con esta pantomina enormemente. -Al menos eso dicen, yo soy de los que creen firmemente que está en todas partes y que el Rey de Escocia, es elegido por su Divinidad - añadí con total tranquilidad -Respecto a los buitres, es lo que tiene la política, ¿no lo sabía? - alcé la voz un poco en esta parte, gruñendo un poco en voz baja. Eso si que era cierto.
Cada vez que había tenido problemas políticos, más de una vez se había encontrado con gente escuchando, observando, e incluso en numerosas ocasiones en lugares donde no deberían estar, y sin duda, eso me molestaba enormemente. | |
| | | Ana Bolena Damas de la Reina
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 03/08/2010 Localización : Whitehall, Londres.
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 7:49 pm | |
| La mujer levantó la mirada de su propio vestido para poder clavarla de nuevo en el cuerpo del hombre. En concreto en sus ojos, pues es la mejor manera para conectar con la persona con la que se parlamenta. Al contrario que las veces anteriores, esta vez, Ana no dejó escapar ninguna sonrisa. Ni siquiera dejó entrever ningún ápice de felicidad. ¿Cual era el motivo de aquel repentino cambio de humor?, simplemente, no necesitaba una razón exacta para aquello. Se había cansado de sonreír. Tan solo eso. ¿Acaso una mujer estaba destinada a mantener una continua sonrisa cuando hablaba con un hombre?, Já. Pues con Ana iban listos si eso es lo que pensaban.
La joven se irguió en sí misma. Posó ambas manos en sus caderas y alzó la cabeza mostrando la superioridad que podía llegar a denotar su presencia. Simplemente, con aquel movimiento, estaba demostrando que poco miedo le tenía a los comentarios que podrían salir a la luz después de aquella noche. Ana tenía muy claro que muchas personas se encontraban al acecho para desequilibrar la estrecha relación que hoy en día mantenía con el Rey. ¡Era imposible que algo no saliese como ella esperaba!, Enrique estaba completamente envuelto en sus redes. Aunque sus ojos, sus pechos y su aparente frágil cuerpo habían ayudado bastante en un inicio. Todo había que decirse.
- No, señor Galway. No lo sabía. Menos mal que se encuentra usted aquí para dejármelo en claro -contestó la mujer con cierta falsa sorpresa. ¡Claro que lo sabía!, todo lo referente a política estaba empapado en falsedad. Todas, absolutamente todas las personas que se encontraban bajo la influencia de un tema de tal calibre, se trataban de personas -la mayoría- ambiciosas y aprovechadas. ¡No había más que mirar alrededor!, la mitad de la gente pertenecía a ese grupo de mala muerte. Asco. Repulsión. Eso era lo que sentía Ana cada vez que era obligada a escuchar tales temas. Temas que, aún sabiendo de ellos, le resultaban totalmente indiferentes. Que se ocupasen los hombres, ¿no?, al menos que estuviesen entretenidos con algo.
Otro pequeño suspiro se escapó por la boca de la mujer y, sin demasiada espera, un rápido movimiento por parte de ella también fue el que logró descubrir la posición de uno de los hombres de su padre. Allí, a simple vista en la puerta de salida, dando a entender que su padre la buscaba, se encontraba acechando. Mirándola como si de un objeto importante se tratase. Más bien la llave de un tesoro. ¡Y menudo tesoro!. Igualmente hizo caso ameno a su presencia, posó la mirada en el hombre y, finalmente, soltó una nueva sonrisa viperina.
- John... ¿cree que podremos volver a vernos?; los buitres acuden a la carne fresca y tendremos que separarnos por hoy-le explicó, dejándole a entender que su familia la buscaba y, al parecer, no estaban por la labor de esperar demasiado por ella. Así era su padre, por lo menos. Las cosas se deben hacer YA. Sin espera. - Igualmente... me he quedado con las ganas de saber más sobre las nobles tierras escocesas. ¿Verdad que volverá a darme otro poco de su tiempo para... continuar esta conversación? -sentenció la mujer, volviendo a posar su mano en uno de sus brazos. Esta vez, apretándolo suavemente mientras que su mirada jugueteaba con la de él. Una mirada que dejaba mucho que desear. La misma mirada que utilizaba con todos los hombres de los cuales quería sacar partido. Era obvio, que John le podría servir en un futuro. Sobretodo si jugaba bien, muy bien, sus cartas.
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| | | John Galway
Mensajes : 79 Fecha de inscripción : 03/08/2010
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 8:08 pm | |
| -Supongo que es la fama que tenemos los escoceses en ocasiones. Es mejor aclarar las cosas antes de cualquier tipo de negociación, trato, charla, cualquier tipo de cosa, ya me entiende, milady - sonrió ligeramente, pudiendo notar la falsa sorpresa que albergaba sus palabras.
Las tramas políticas, eran odiosas, en Escocia, también teniamos ya nuestros problemas. Asesinatos entre nobles, tramas de conspiración contra nuestro propio rey. Tal vez por una de esas mismas razones, abandonó Escocia, al menos durante un tiempo, para negociar algunos acuerdos comerciales con Inglaterra y Galloway, teniendo ya la previa aprobación de su rey, y muchos ojos tenía sobre él, pues, sin duda alguna, aquel acuerdo suponía ser el objetivo de numerosas conspiraciones, incluso pudiendo yo mismo afirmar, que tenía mi cabeza un precio, para algunos nobles. Lo cierto, es que la astucia me ha logrado salir adelante, y simplemente espero, que no traten de dar ningún golpe contra mis territorios o contra mi persona.
No dije nada más, durante unos momentos, en los que Ana, permaneció en completo silencio, pensativa o simplemente observando algo que desde luego, no era de mi atención, pues, si era lo que estaba pensando, posiblemente sería mejor hacerse el imbécil. Finalmente, posó otra vez su mirada en mis ojos, avanzando a paso lento hacia mi, hasta notar su mano sobre mi brazo, apretándolo con suavidad. Ladee la cabeza pensativo. No sabía como reaccionar, para ser sinceros, pero, al menos a algo si podía responder:
-No veo motivo alguno para decir que no, como ya sabeis, estaré aqui durante largo y tendido tiempo, así que, si gustais de buscarme en mis aposentos, o hacerme llamar, creo que ya sabrá vuestro, hmmm, séquito o lo que sea que tengais donde me encuentro. Incluso tal vez el mismo Enrique lo sepa, pero, bueno, ya os las ingeniaréis - sonreí con cierto deje de ironía, pero sin duda, divertido ante sus palabras. -Respecto a saber más sobre mi hogar, haré lo posible para ilustrarla, pero creedme, creo que... sin el viaje apropiado, poco podrá imaginarse, creedme - sonreí finalmente, haciendo un leve gesto de cabeza a modo de despedida, observando con total tranquilidad sus bellos ojos, haciéndose tal vez un poco ya idea, del motivo de porque esta chica, encandilaba al rey. | |
| | | Ana Bolena Damas de la Reina
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 03/08/2010 Localización : Whitehall, Londres.
| Tema: Re: Simple y llanamente relajación [Ana] Miér Ago 04, 2010 8:35 pm | |
| Las palabras del hombre, fueron las que terminaron por dejar entrever aquella sonrisa que tanto mantuvo ocultada Ana. Sus grandes dotes habían logrado conseguir que aquel hombre desease verla de nuevo. Aunque quizás, tampoco había tenido que trabajárselo demasiado. John parecía uno de aquellos tipejos que, aún perteneciendo a grandes familias nobles, mostraban una actitud totalmente pueblerina. Uno de esos tipos con los que es entretenido hablar pues no te sorprenderán con ninguna estupidez que pueda estropear la conversación. Un hombre sencillo y simple. Aunque posiblemente más inteligente de lo que dejaba ver. Era por ello que Ana no se fiaba al completo de él. Más bien, nunca se había fiado demasiado de los hombres en general. Bien era cierto que más difícil era fiarse de su propia sombra, pero eso era un dato que no venía a cuento en tales momentos.
La mujer asintió, apretó de nuevo su brazo y, tras deshacerse de tal agarre, se apartó del hombre con suavidad. Como despedida, la joven se inclinó ligeramente en el suelo, agarrando ambos lados de su vestido y dejando entrever un pícaro gesto en su mirada. Una mirada que, en ningún momento, había decidido escapar de los ojos de John. Jamás. Ana era demasiado orgullosa en ese aspecto. Aunque, más que orgullosa... era la soberbia que presentaba la que lograba que nada ni nadie pudiese sentirse superior a ella. Al menos sin que ella lo que quisiese, caso que hacía muchas veces con Enrique.
De nuevo, su cuerpo se incorporó y tras desprender una dulce sonrisa por sus labios, sonrisa que ocultaba las intenciones y planes que había comenzando a tramar, habló con cortesía. Aquella seductora manera cortés que tenía para decir todo lo que le venía a la mente. - Le buscaré, no se preocupe. Es imposible que no quiera buscarle con lo mucho que me puede aportar... -le halagó, divertida, antes de darle la espalda y comenzar a caminar hacia la puerta con aquel ritmo galante tan característico en ella. - ¡Qué tenga una buena noche, Galway!, espero que disfrute de la Corte -le lanzó, en alto, para que éste pudiese escucharle.
En cuanto llegó a la entrada, la mujer se zafó del intento de agarre del siervo de su padre. ¿Y aquel hombrezuelo?, ¿quién era él para intentar llevar del brazo a la hija de su dueño?; ciertamente, los hombres, perdían los modales por cualquier cosa. Cualquiera. A medida que iba caminando hacia, lo que sería, mi propio matadero: la habitación de mi padre, iba pensando en las tantas maneras que podría usar a John. Quizás, si lograse que éste estrechase una mayor relación con Enrique, podría mover pieza. Sí, eso necesitaba. En su próximo encuentro con el Rey, se lo comentaría.
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